Mario Bros ya pasó por la televisión y el cine. Ahora pasa por el teatro. Efectos especiales de cartón piedra (literal), profundidad de campo de besugo hipermétrope e interpretaciones sólo superadas por Chiquito de la Calzada declamando a Schopenhauer.

Kukuxumuxu, Juanma Bajo Ulloa y Pablo Carbonell se alían. Epopeya impagable sobre las virtudes del kalimotxo fabricado con el amor de una madre. Con eso y con una proporcionada mezcla de vino de brick y cocacola, al cincuenta por ciento.

Intentar robar un i-phone (o una plancha, o una gallina…) delante de un grupo de gente y a cara descubierta no es muy buena idea. Hacerlo delante de las cámaras es ya bastante estúpido. Pero equivocarse y salir corriendo con el micrófono de la periodista unido a la unidad móvil se lleva la palma. Muy pensado no parece que estaba el hurto.