Entre el 26 de noviembre y el 1 de diciembre tuvo lugar el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometrajes de Bilbao, que se aproxima a su quincuagésima edición. La nueva edición de Zinebi proyecta centenares de cortos en varias sedes, como el Teatro Arriaga, el Museo Guggenheim, el de Bellas Artes, el Aula de Cultura de Getxo, Bilborock, etc. García Macua pidió que emitieran también obras en San Mamés, pero no pudo ser.

Y así, entre Mikeldis, canapés y cortos no tan cortos transcurre la entrega de premios, copresentada por Cayetana Guillén-Cuervo. Gran premio del festival, Mikeldi de oro de animación, set y partido para “Le printemps de Sant Ponç”. Unos disminuidos psíquicos cuentan sus historias mientras vemos una serie de dibujos infantiles. Sin paternalismos innecesarios de esos que te hunden un buen guión.

El mítico productor y director Pere Portabella entrega uno de los galardones, al tiempo que alaba el certamen, critica la globalización y apoya la diferenciación cultural gracias al cortometraje.

“El niño y el mar”, remake de la obra de Hemingway, se lleva el Gran Premio del Cine español por mostrar a un tierno infante tratando de construir castillos en la costa, hasta que llega a obtener un imperio hotelero a base de arena y agua.

Un violoncelo atrona en mis oídos, es “Footnotes to a house of love”, que obtiene el Gran Premio del Cine Vasco. Comprenderlo es tarea imposible, describirlo aún más. Es como una película de David Lynch, pero sin enanos bailando.

“Familia 068” gana el premio a mejor documental por mostrar las desavenencias del clan Bond, antes de que su hijo James se hiciera famoso a base de martinis con vodka.

En “Taxi?”, Arturo Valls es un taxista de lo más hablador, que saca de sus casillas al pobre cliente. Real como la vida misma. Aunque para viajes (en el tiempo), “¿Bilbao?”, que nos enseña la ciudad hace cuatro décadas, con chabolas en la Campa de los Ingleses y el barrio de Uribitarte. Cuanto más cambian las cosas, más se quedan igual. Siempre queda el recuerdo del ruido del proyector y las bandejas de canapés chocando entre sí.

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