julio 13, 2010

Flims: Vincere

La mayor parte de las veces que la gente se enamora de alguien, el objeto de deseo suele seguir siendo igual de mindundi con el paso del tiempo. Sin embargo Ida Dalsar se fue a enamorar, hasta las cachas, de manera enfermiza, de un tal Benito, de apellido Mussolini. Corría el año 1914 y el joven socialista estaba a punto de hacer limpieza de armarios y desempolvar su colección de camisas negras para irse de marcha.
Marco Bellochio narra en Vincere esta relación, de la que existe poco material de hemeroteca, que acabará como el rosario de la Aurora, con manicomios y orfanatos de por medio. Después de que Dalsar hipoteca su vida y el bar de pintxos que regenta para, con el dinero obtenido, ayudar a Mussolini a fundar su periódico Il Popolo dItalia.

Y a partir de ese momento colaborar con la ascensión del fascismo en Italia. El líder del movimiento, su querido Benito, le dice aquello de “señora, a usted no la he visto en su vida y ese crío ni siquiera se me parece”. Para entonces el Duce ya tenía otra familia oficial, más respetable (la Petacci llegaría después) e Ida y su vástago estorbaban. El de Emilia-Romaña era más conservador que su compañero de mus, Adolf Hitler y Eva Braun. Ordenar asesinatos en masa y planear la invasión de Etiopía eran una cosa y exhibirse con su ex-mujer repudiada otra bien distinta.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

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