Juego de Niños: Todo un espectáculo (I)
En los colegios se lleva eso de las actuaciones por navidad, fin de curso y lo que haga falta. Habrá quien se enorgullezca de ver a su retoño convertido en pastorcito. A mi me da grima imaginar a las criaturas disfrazadas no precisamente a su antojo. Ovejas, nubes, margaritas, qué más da. Indefensas como los perrillos a los que abrigan en invierno con moda canina a medida. Todo un espectáculo. En la escuela todo se hace para ser mostrado y calificado. Una maquinaria que se sustenta en el juicio y la exhibición. Mientras tanto ¿a quién le importa lo que los niños necesitan hacer? Dicen que esas apariciones son para que se acostumbren a actuar en público. Como siempre, cuanto antes mejor. Y es que hay que prepararse bien. Hay que aprender a vivir en función de las opiniones ajenas. Buscar a todas horas la aprobación, el aplauso. Hacer cada cosa mirando de reojo las reacciones que suscita. Olvidarse de lo que uno de verdad necesita, quiere y puede hacer. En resumen, someterse a la presión social con toda naturalidad. Y lo llaman adaptación. Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com |
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