El Ampli: La noche de las caderas rotas
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![]() Qué manía. Programas como Fama o en su día Mira quién baila, aunque de manera más rancia, convierten a los que bailamos a nuestro aire en patos mareados que no sabemos por dónde nos da el aire. Coartan nuestra libertad de hacer el chorra en los bares. Reivindico mi derecho a hacer el idiota, de manera desacompasada. No quiero hacer el espagat en el aire, quiero ponerme lo último de Maná, Drama y luz y hacer como que bailo solo Paquito el chocolatero, o enchufarme el directo Live at Cadogan Hall de Marillion y elevar mi mechero con cuidado de no quemarle el pelo a la del cardado de enfrente. Cosa que pasa de vez en cuando. Yo no sé de Merengue House ni de coreografías de Jazz. Por el amor de dios, que no tengo diez piernas. Eso lo tendrán los de Pearl Jam, que por eso habrán llamado Live on Ten Legs a su flamante nuevo disco. Que no me rescaten viejos bailes vieneses para quedar mal. Para eso prefiero que me reediten y me remastericen un viejo éxito, como el Dehumanizer de los Black Sabbath. Sin embargo me puede la presión social y practico en casa. Primero precaliento un poco, no vaya a salírseme de nuevo la hernia. Con Las Estaciones de la Conciencia de Hollow, a poder ser. Un poco de estiramiento de brazos y piernas con Orquídea de Shisha Pangma, y según se anima la cosa aprovecho el Tiempos de Ira de Reincidentes para los espasmos de cadera. Y termino moviendo el cuello como un poseso con Metal of the World. Vhaldemar nunca defrauda. Continúo con ejercicios de suelo. Para eso lo mejor es el hip hop. Para revolcarme bien. Comienzo con El Chojin, que va más suave con El ataque de los que observaban. Como vivo solo, eso no me afecta. Una vez que le cojo el truco me atrevo con algo más sincopado. Algo viejo y nuevo a la vez, como un kinder vintage. Me decanto por el Rolling Blackouts, tercer disco de The Go! Team. Sólo con el inicio de T.O.R.N.A.D.O. ya se me cargan las pilas. Controlados los movimientos corporales, descontando algún retortijón intestinal espontáneo que casi acaba en tragedia, se imponen los ejercicios con aparatos. Danzar con un paraguas en una mano y la plancha en la otra siempre impresiona a los parroquianos. Pero hay que elegir bien la base musical. Una buena transición entre el hip hop anterior y un poco de garrapaterismo coreográfico es, sin duda, La culpa de todo la tiene Def Con Dos, el disco homenaje a la banda con participación de O’Funkillo, Los Delinqüentes, SFDK, Huecco o Lehendakais Muertos, entre otros. Domino todos los pasos, todos los giros, lo hago todo. Sigo las recomendaciones del Do it all de Dan Matthews. Pero esto seco no es lo mismo. Si estoy practicando para bailar en una disco o en un bar tengo que ponerme en situación. Me ventilo cuatro orujos de hierbas. Mucho mejor. El O todo o nada de Habeas Corpus suena más poderoso. El ska de Como vinimos al mundo de Salida Nula suena brutal. Aunque yo creo que no he pisado la línea blanca, señor juez. Entonces me enfrento a la cruda realidad. Al motivo, que deliberadamente había olvidado, de por qué yo no bailo. Mi equilibrio es precario, mi coordinación muy deficiente, mi sentido del ritmo patético y mi capacidad para medir las distancias a la que se sitúan los objetos (léase otras personas) inexistente. He destrozado mi casa sin comerlo ni beberlo. No tengo más paraguas. Ni más planchas. Creo que paso de lo de salir a bailar. Por mi seguridad. Y por la del resto del mundo. Y encima se me ha salido la hernia. Javi Trilobite © humorenlared.com |
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