Flims: Real Steel
No es fácil ser un boxeador retirado que nunca ha llegado a nada. Pero para Charlie Kenton (Hugh Jackman), que vive en un futuro cercano en el que las luchas de robots han sustituido al boxeo entre humanos, ni siquiera existe posibilidad de redención. Vive como puede haciendo exhibiciones con un robot que pelea peor que el lóbulo de la oreja que Tyson le arrancó a Hollyfield (la idea de un lóbulo de oreja pegando ganchos de izquierda me desasosiega, tengo que hacérmelo mirar) y para colmo aparece de la nada un hijo de once años cuya existencia desconocía. Y, cosas de la ley de adopciones del futuro, debe pasar un verano con él. Como no tienen otra cosa mejor que hacer, rehabilitan un desmantelado robot boxeador que encuentran en un vertedero y deciden entrenarlo. Más o menos como en Rocky pero sin costillares de vaca colgando del techo. El hecho de que Atom (el robot en cuestión) tenga un dispositivo modo espejo convierte las peleas en simulaciones en las que Kenton hace las fintas y los uppercuts detrás de las cuerdas y la pobre máquina recibe los mamporros. El director es Shawn Levy, el perpetrador de Noche en el museo, pero que no cunda el pánico. Al contrario de lo que pasa en las películas de la saga Transformers, las peleas están bien coreografiadas, uno se entera de lo que pasa en ellas y, aunque parezca mentira, los personajes están bien construidos y la trama es interesante. Wladimir Klitschko, los días que te quedan son una cuenta atrás. Horacio Sandoval © humorenlared.com |
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