febrero 10, 2013

Oreja a la Plancha: Ofertón

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Por qué a todo el mundo le parece tan crucial que sus grupos favoritos vayan cada año a los macrofestivales más importantes? Es comprensible que prefiramos ver muchos grupos por poco dinero, pero en esos eventos los vemos lejos, distantes, de día, con el setlist capado y presionados para cortar en seco a su hora y recoger mangados para dar paso al siguiente y recluirse a engullir mortadela en un camerino del que también les van a echar cagando leches. Los festis gordos tienen su gracia, pero ¿no es preferible ver a las bandas una por una, de cerca, mientras trabajan esponjadas en el lugar de encuentro que han elegido y sudan para su público directo?
Como músico me toca hacer ambas cosas según van surgiendo y procuro disfrutar de ambas, pero como melómano prefiero de largo la opción casera, cercana. Es la opción “real”, en cierto modo. Sin embargo no paro de cruzarme con gente que me dice que nos vio en el Festi Tal y “estuvo de puta madre”. Me alegro por ellos si es así, pero los siento como si estuvieran marcando muescas en la culata. Como si todos estuviéramos obligados a presentar una especie de impecable hoja de servicios ante el “dios del rock estatal”. No, gracias…

Juan Abarca © humorenlared.com

 

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