Hotel y Domicilio: Salvajes
Oliver Stone es un cineasta de los pies a la cabeza. Y uno coherente. Uno de esos que sabe moverse entre dos aguas y seguir siendo (supuestamente) fiel a sí mismo. Es decir, que el bueno de Oliver compagina sus producciones mainstream (más o menos), que mantienen contenta a la major de Hollywood de turno (no tanto al público, cosechando recaudaciones en taquilla decentes pero no espectaculares), con sus películas más comprometidas, que son las que le ponen contento. Así, en un lado quedarían Wall Street 2 o W y en el otro Al sur de la frontera o Comandante. Salvajes se encuentra dentro de las primeras. Actores de primera línea como Salma Hayek o Benicio del Toro, amplio presupuesto, acción, tiros, localizaciones chulas… Pero, al igual que las películas mencionadas, Stone no renuncia a hablar sobre lo que le interesa, desde la óptica que le interesa. La historia gira sobre tres jóvenes americanos del sur de Californio que llevan una plácida existencia cultivando y vendiendo en plan minorista la mejor marihuana de la zona, hasta que un día el Cartel de Baja se asienta en el territorio con la intención de arrebatarles el negocio y/o meterles en nómina. El cipostio que se monta a continuación es monumental. Stone sigue obsesionado con Latinoamérica y con el daño que los intereses americanos ha provocado a sus vecinos. Incluyendo la proliferación del tráfico de drogas para tener una excusa interventora. Horacio Sandoval © humorenlared.com |
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