Flims: Hansel y Gretel
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 Si después de Caperucita Roja ¿A quién tienes miedo? y Blancanieves y la leyenda del cazador creíamos que lo habíamos visto todo, llega Hansel y Gretel: Cazadores de brujas para demostrar que en esto de la post-modernidad hiperbólica, así como en el caso Urdangarin, siempre hay un más difícil todavía. Tommy Wirkola, el director del engendro, decidido a convertir en astillas cualquier recuerdo amable que nos pudiera quedar de los cuentos de nuestra infancia, convierte a Hansel y Gretel en dos cazadores de brujas a sueldo, con estrés postraumático tras lo acontecido en la casa de jengibre durante su infancia. Además, para rizar el rizo, Hansel, obligado en su día por la bruja a deglutir toneladas de dulce para ponerse gordo y lustroso, es diabético y debe chutarse insulina diariamente.Exorcismos a go go Los intrépidos cazarrecompensas reciben el encargo del alcalde de un pueblo asediado por trolls y hechiceras de acabar con la amenaza de la bruja Muriel, que quiere sacrificar a 12 niños del pueblo la muy fresca. Hansel y Gretel, ayudados por aspirantes a becario, terminan descubriendo un horrible secreto del pasado. Y para pasar el mal trago deciden arruinar el festival de la Luna de Sangre con una ametralladora Gatlin. Lo normal en estos casos. Un ecléctico cruce entre Akelarre, La Matanza de Texas y Vaya par de gemelos. LO MEJOR Que al final los protagonistas no se enrollan entre ellos porque siendo hermanos parecería un videoclip de Pimpinela. LO PEOR Que es la nonagésima vuelta de tuerca al rollo de reconvertir cuentos clásicos. Y falta por llegar Jack el Matagigantes. Horacio Sandoval © humorenlared.com |
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