El Ampli: Crescendo vecinal
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![]() Tengo ganas de emociones fuertes. Así que decido asistir a una reunión de vecinos. Vivo de alquiler y no pago comunidad, así que me la repamplinfa el tema. Si mi casera no asiste yo no soy menos, pero no ponen boxeo en la televisión y me puede el morbo. Es como una necesidad que me asalta. Como cuando escucho compulsivamente el Rock urgente de Quemadura. Un poco de adrenalina en el cuerpo nunca viene mal. Bajo al portal. Los vecinos ya están reunidos. En formación, por clanes. No he percibido tanta tensión en el ambiente desde los preliminares de aquel Tyson Vs. Hollyfield que acabó con una operación de cirugía estética auricular. No veo bates de béisbol, navajas ni puños americanos, pero cualquier cosa puede esconderse bajo la gabardina del vecino del cuarto. No me puedo quitar de la cabeza el título del nuevo álbum de Porretas. La vamos a liar. El primer punto es el de la reparación del ascensor. El vecino del primero dice que él sube a pie y que no piensa pagar la derrama. La pareja de ancianos del sexto le dicen que se calle o sacan el bastón de avellano a pasear. Las bases del razonamiento fallan, para desgracia de Sonido Vegetal, y empieza la tangana. La discusión deriva en un murmullo de improperios, como el Ruido de fondo de Malos Vicios pero sin guitarras de fondo para dar ambiente. Detecto ciertas habilidades innatas en mis vecinos para insultarse. Me acuerdo del disco de Mala Juntera, esa UTE del hip-hop entre Zatu, Hazhe, Capaz y Acción Sánchez, y propongo organizar una pelea de gallos. El presidente me dice que eso ya lo intentaron una vez y la Protectora de Animales se les echó encima. Creo que no estamos hablando de lo mismo. Sin que se haya calmado el ambiente, se decide seguir Palante, como Yuanma. Pasamos al segundo punto. Las humedades en el portal. Todas las miradas se posan en el vecino de la entreplanta. Le piden que su seguro se encargue del tema por haberse dejado el grifo abierto. El hombre matiza que él no se ha dejado ningún grifo abierto, que deliberadamente inunda su cuarto de baño porque su bañera es muy pequeña y le gusta relajarse haciendo unos largos. Termina su discurso culpando de todo al constructor del inmueble, que no puso un buen aislamiento a los techos. De nuevo comienzan los gritos y las menciones a la familia. No recordaba una explosión semejante de energía psicótica desde La Venganza del Sol, el disco de 13Bats. Sí, en momentos de estrés me da por las comparaciones. El presidente llama a la calma del personal alegando que lo del vecino de la entreplanta son Pequeños trastornos sin importancia y que toca pasar página. Vaya, otro fan de Julio de la Rosa, pienso para mis adentros. La reunión avanza a duras penas. Le toca el turno a las pintadas en los buzones. Antes de que la horda vecinal apunte con el dedo al hijo de los del quinto, sus padres dicen que él no lo ha hecho, que seguro que han sido los extraterrestres. Que por eso en uno de los grafittis pone Terrícolas imbéciles. Yo pienso que eso lo ha escrito un seguidor del grupo Pellejos, pero me callo. El vecino del cuarto, dice que no han sido los extraterrestres, que ha sido la Parca (que no la Paca, que se mudó hace un año) y que por eso pone en otra pintada Ya estáis muertos. De lo que deduzco que al enano también le gusta Mousse de Araña. Pero no quiero discutir con un señor con gabardina. Holocausto vecinal El tema se zanja decidiendo que los del quinto limpien las pintadas o paguen de su bolsillo a una empresa de limpieza. Que llamen a Correos, que tienen experiencia en Esponjas para borrar el horizonte. El tema de la limpieza da pie al cuarto punto. En una reunión anterior se había decidido prescindir de la señora que limpiaba porque ningún vecino tenía un duro para pagarle. Se organizaron turnos para que los vecinos fregaran sus plantas correspondientes. Digamos que desde entonces hay unas rodaderas en la escalera como las de las películas del oeste. Creemos que una de ellas devoró al cartero, que hace más de dos meses que no se pasa por el bloque. De vivir aquí los componentes de Mäbu no habrían titulado su último trabajo Detrás de las luces. En este edificio, mirar detrás de las lámparas del portal supone exponerse a peligros desconocidos estilo Lovecraft. Retomamos el asunto de los turnos. La vecina del segundo, la que tiene un novio de mediana edad que siempre se pasea en bata de franela y zapatillas de felpa, dice que no se gasta 100 euros de manicura al mes para fregar escaleras. Le abuchean. Para mi desgracia la cosa se calma. Los vecinos deciden que es cierto, que hace falta organizar la limpieza. Todo sea por ahorrar. No me gusta la mirada que me ponen. Me temo que me están pidiendo que participe. Que limpie mi escalera cuando me toque. La solidaridad vecinal nunca ha sido mi fuerte. Tampoco pido que hubieran llegado a las manos (no sin llevar el móvil con videocámara encima), pero esto tenía más gracia cuando se pegaban voces. La próxima vez que haya reunión va a bajar su abuela. La del presidente, digo, que esa sí que reparte collejas a diestro y siniestro. Javi Trilobite © humorenlared.com |
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