Butaca de Gallinero: Género zombie
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Iré al grano. Ya podemos constatar, sin temor a equivocarnos, que las películas de zombies constituyen en sí mismas, no ya un género, sino un corpus multigenérico (que Aristóteles y Batjín me perdonen), un microcosmos cinematográfico en el que cabe de todo. Lo que empezó como un subgénero de horror, mucho menos glamouroso y más barato que el vampírico, se ha expandido como el brote epidémico sobre el que versa. Se ha ramificado como los hongos de los pies, y ha infectado otros géneros. Así, hemos pasado del terror de La Noche de los Muertos Vivientes, a la acción de 28 semanas después, la ciencia ficción de Resident Evil, la comedia de Zombies Party, el gore de Braindead, el docudrama de Rec, el western de Gallow Walkers, la road movie de Zombieland, el cine bélico de Horrors of War, el drama de La Serpiente y el Arco Iris, el thriller de Retornados, la animación de ParaNorman, el porno de Porn of de Dead o la reciente comedia romántica de Memorias de un zombie adolescente. La cosa no tiene pinta de remitir. Existe una versión musical de Posesión Infernal y Clive Barker lleva tiempo amenazando con sacar adelante su proyecto Zombies Vs. Gladiators, ambientado en la antigua Roma. |
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