junio 2, 2013

El Ampli: Familias Ejemplares

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r153_elampli_grLa música amansa a las fieras. Pero solo si pueden oírla y no sean muy escrupulosas en sus gustos. Lo importante es que la música apacigüe nuestro propio miedo. Ellas lo huelen.

Un amigo, al que no veo desde hace tiempo, me llama para que quedemos a comer el fin de semana y así presentarme a su familia. Acepto, conmovido ante tal gesto de confianza y fraternidad. Suenan en mi cabeza acordes melifluos y evoco soñadoramente el Is your love big enough? de Lieanne La Havas y Camino al corazón, de El Tío Calambres. Imagino una tierna estampa de papá, mamá y bebé recién nacido dormido apaciblemente dentro del cochecito. Cuando mi amigo aparece con su mujer y sus dos hijos de 7 y 6 años los violines dejan de sonar de golpe. El muy cabrón ha quedado conmigo no para presentarme a su familia sino para no tener que soportarla él solo un sábado más. Me presenta a los niños. Atila y Gengis. Rectifica, traicionado por el subconsciente. Gorka y Endika. Entramos al restaurante y nos acercamos a la barra. El hijo pequeño me da un puntapié en la espinilla. Desconcertado opto por reírle la gracia. Craso error. El mayor coloca disimuladamente un taburete sobre mi pie momentos antes de que su padre se siente en él, distraido. Se oye mi alarido a tres manzanas. El enano me deja para hacerle los coros al Diablo Cojuelo. Para Surcos los que se me marcan en el empeine.
Tras los aperitivos en la barra (y una pequeña cura de urgencia) ocupamos nuestra mesa. Aún no hemos elegido el menú y Gorka empieza a gritar que el sitio es una mierda porque no tiene piscina de bolas y que la señora de la mesa de al lado se parece al perro de su vecino del quinto. Endika se limita a darme patadas por debajo de la mesa con un ritmo lánguido y cadencioso. Intento pensar en otra cosa. Evocar situaciones más sosegadas como una Mantis religiosa devorando la cabeza de su pareja sexual a ritmo del soul y drum and bass de Larah Fémina. O retrotraerme a mis años mozos, aprovechando que Zarama han grabado Sinestezina.
El padre de las criaturas no aparta la mirada de la carta, tratando de abstraerse del purgatorio en que se ha convertido su existencia. Casi puedo oír los pensamiento de su mujer mientras examina concienzudamente su frasco de diazepan. Está el ambiente como para ponerse a bailar una jota. Aunque sea una moderna y ecléctica de las de Ejazz con Jota de Carmen París.

Velada baldada
Decidimos la pitanza. Llega una camarera. Los ojos de Gorka brillan como nunca había visto. Si Los Portazos hubiesen observado ese destello pensarían que se encontraban ante La cara de la Virgen. Al niño le entra una fijación incontrolable por dar un manotazo a la bandeja cuando se acerca a tomar nota. La camarera tiene oficio y resiste los embites. O eso o la bandeja está impregnada de suplerglue. Endika sigue en su mundo. Ahora juega con el cuchillo del pescado. Siento The Terror. En momentos como ese comprendo de dónde saca la inspiración The Flaming Lips para bautizar sus discos. Los niños pronto se cansan y su madre decide empezar a cebarles. A falta de dardos tranquilizantes bueno es el Forraje, si ayuda a mitigar los Quejidos que no escucha nadie. Saca un tupper ante la mirada de desaprobación de la camarera.
La comida transcurre tan sosegadamente como un picnic en Alepo. Entre disparos de pistola de proyectiles de espuma y lanzamientos a la cabeza de la pistola cuando la munición se acaba. Sus padres callan y gritan alternamente, sin que su interacción modifique en algo el caos imperante. Llamo a otro camarero para pedirle pan aunque no me entra una miga más. Lo siento, camarada, pero mejor tú que yo. Se lanzan a él como pirañas y nos dejan en paz un rato.
Aún no hemos llegado a los postres y los dos pequeños monstruos, que llevan un rato corriendo alrededor de la mesa, caen en la cuenta de que el entorno familiar se les queda pequeño. Deben dar rienda suelta a sus instintos expansionistas y asaltar las mesas colindantes. Aunque dudo de que hayan escuchado Reincarnated, el nuevo trabajo de Snoop Lion, parecen la personificación de una horda de hunos. Las tímidas recriminaciones de sus padres hacen un Flaco Favor a los vecinos comensales, envalentonando a las criaturas. Son las Ciencias de la tierra y de la condición humana.

No hay bises
Mi amigo y su mujer deciden abonar toda la cuenta y disculparse ante mí y el resto de asistentes al restaurante. Por la fluidez del discurso da la impresión de que lo han repetido muchas, muchas veces. Me dicen que me acercarían a casa en coche pero que no se imaginan de lo que serían capaces su hijos, que ya han sido convenientemente recluidos en el vehículo, si les empaqueta conmigo en un espacio cerrado. Hablando klaro, como el disco de En Jake. Les pregunto si en algún momento les han mojado o les han dado de comer después de media noche. Ante la cara estupefacta de la pareja no puedo sino agradecerles haberme invitado y emprender la retirada. Me encamino cojeando hacia la entrada de metro más próxima. Entonces me acuerdo del título del álbum de Delafé y las Flores Azules. De ti sin mí / De mí sin ti.  Y me siento feliz por llevar una vida patética, mediocre y, sobre todo, solitaria.

Javi Trilobite © humorenlared.com

 

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