Debajo de la Palmera: El hijo cheli se ha ido a hacer las Américas
Hubo un tiempo en Euzkadi que el apellido Basagoiti, famoso, era el de Alfonso Basagoiti que fue diputado de Hacienda con Makua y consejero de Hacienda con Ardanza. Fue quien propuso la creación del Banco Público Vasco. Ojalá el Lehendakari Ardanza le hubiera hecho caso. Primo de Antonio, este no le llega a la suela del zapato y por mor de salir mucho en los medios diciendo “basagoitadas”, la fama se la lleva éste nuevo ciudadano mexicano que se va a aquel país a aprender mejor el negocio del tiburoneo bancario. No se va a una ONG, ni tiene ni idea quien fue Iturbide, el cura Morelos, Mina, Carranza o dónde está el Colegio de Las Vizcainas. Sabe de la presencia vasca en México lo que sabe de fútbol. Casi nada. Antonio Basagoiti no se va de la política porque llevaba ya 18 años y esos según él son muchos años y llega la hora de dejarla, sino porque la política vasca le ha dejado a él. Que quede claro ante una prensa y unos comunicadores muy poco rigurosos que parecería que lo que les va es el lenguaje cheli en lugar del trabajo de hormiga, de los resultados, de la acción seria y del preocuparse de los demás. Porque ¿qué ha supuesto Basagoiti para el PP y para Euzkadi? Si a una empresa hay que medirla por su cuenta de resultados a un político hay que medirlo o por sus votos o por sus realizaciones. Y de los dos baremos Basagoiti se va con un suspenso alto. Por Euzkadi no ha hecho nada más que ser la sucursal en territorio Comanche, de la central del PP sita en la calle Génova 13. Cuando en Madrid se discutió el llamado “blindaje del Concierto» no fue capaz de lograr que a pesar de la mayoría absoluta de Rajoy le dejaran votar a favor. Votó en contra y dijo aquello de que «en la siguiente que se presenten ellos». Pero se presentó él para volver a hacer lo mismo. Es decir, nada con sifón. Todo el grupo de Mayor Oreja no puede verle ni en pintura. En su marcha quien fuera el jefe de prensa de éste Cayetano González, escribió esta perla: “El PP vasco de Jaime Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz y María San Gil fue durante muchos años un referente político, ético y moral, no solamente para los vascos no nacionalistas, que les votaban en proporciones mucho más importantes que las que pueden exhibir los Basagoiti’s Boys (Oyarzabal, Alonso, Semper, Maroto), sino para muchos conciudadanos en el resto de España, que veían en su firmeza en la lucha contra ETA y en la defensa de unos principios y de unos valores en el País Vasco un claro ejemplo que seguir. Sobre todo, cuando por defender esas ideas los mataban como a conejos. Cabe recordar que entre enero de 1995 -año en que ETA asesinó al presidente del PP de Guipúzcoa, Gregorio Ordóñez– y julio de 2001, en que la banda terrorista asesinó al concejal de UPN de la localidad navarra de Leiza José Javier Múgica, fueron un total de quince los concejales o cargos públicos del PP asesinados, en el País Vasco, en Navarra, en Cataluña, en Aragón y en Andalucía. Todo esto cambió en el 2008, cuando María San Gil decidió abandonar la Presidencia del PP vasco días antes del Congreso de Valencia, ante lo que ella consideraba una postura absolutamente tibia de Rajoy -que como siempre no dio la cara y le dejó a su lacayo José María Lasalle que hiciera el trabajo sucio- en la redacción de la ponencia política que debía fijar la posición del PP respecto a los nacionalismos. Con la llegada de Basagoiti a la Presidencia tras la marcha de San Gil y, sobre todo, con el nefasto papel desempeñado durante estos años por personajes muy mediocres, como Iñaki Oyarzabal, Borja Semper, Javier Maroto y algunos otros, el PP vasco empezó rápidamente a perder el norte, a desdibujarse ideológicamente, a estar obsesionado por que el nacionalismo sociológico, tan influyente en la sociedad vasca, le perdonara la vida; a querer ser pop y guay, porque lo anterior -lo de Mayor Oreja, Iturgaiz o San Gil- era excesivamente carca y rancio. Ellos eran los modernos y los que iban a sacar, decían textualmente, al PP vasco de las catacumbas. El fruto de esa política lo recogieron todos estos cerebrines en las elecciones autonómicas de octubre del 2012: pasaron de los 327.000 votos y 19 escaños de Jaime Mayor en mayo de 2001 a 130.000 votos y 10 escaños. Eso sí, ni el menor atisbo de autocrítica por esta debacle ni, por supuesto, ninguna dimisión. Por eso, la gran duda que puede suscitar -mas allá de la forma poco democrática de llevarlo a cabo- el relevo de Basagoiti por Quiroga es si esta mujer guipuzcoana, que supo manejar con solvencia y acierto su cargo la Presidencia del Parlamento vasco en la anterior legislatura, querrá y, luego, si la dejarán -los Oyarzabal de turno- cambiar las cosas dentro del PP vasco, para que éste deje de ser el partido irreconocible en el que se ha convertido para gran parte de sus electores y para muchos españoles en estos últimos cinco años. El PP vasco tiene que volver a hacer de la defensa de los principios y valores que le hicieron grande y un referente en el resto de España su principal seña de identidad”. Todo eso no lo digo yo. Lo escribió su compañero de partido Cayetano. A Ibarretxe le birló la presidencia diciendo que había que acabar con ETA sin darse cuenta que a ETA, Basagoiti no le ha causado el menor rasguño. Bien es verdad que ETA se cebó con el PP y todos condenamos aquellos crímenes pero ni Basagoiti ni López tuvieron mucho que ver con el fin de una organización armada con 835 asesinatos a sus espaldas. Las infiltraciones, los éxitos policiales, la cooperación internacional, el cambio de la sociedad hicieron el trabajo, no Basagoiti con sus salidas de tono, pero el hecho está ahí. Ibarretxe ganó las elecciones, pero gobernó el tercer partido con el cuarto que además se habían dado un batacazo. Y nos dejaron en tres años y medio una deuda de 6.500 millones de euros que hay que pagar. Esta es una de las herencias de Basagoiti. Decían que en el viejo Neguri al hijo tonto lo dedicaban a la política y al listo a los negocios. Esto se rompió en los últimos años cuando al hijo tonto, Emilio Ibarra lo dedicaron al banco y al listo, Basagoiti, a la política. Retirado Ibarra, bien retirado por cierto y sin cumplir ninguna pena por sus delitos fiscales y viajando a México Basagoiti, llega de nuevo la derecha vasca, la de siempre, al poder. Quiroga es la dureza en un lenguaje contenido. Basagoiti, a pesar de la medalla que el ayuntamiento de Bilbao le otorgó es solo una anécdota en la política vasca, evidenciando el desapego que tiene esta clase con lo vasco. No perseveran, sino se van a las Américas a hacer dinero. Y en un programa de ETB delante de todos, borra sus whatsapp donde mantenía su relación con las gentes que durante 18 años le han aguantado. Por otra parte la designación digital de Arantza Quiroga, la más dura de las duras, evidencia asimismo cuáles han sido en realidad las opciones de este falso progre que aunque le canten rancheras poco se le verá por la plaza Garibaldi en ciudad de México. Neguri recupera a un listo para los negocios y Euzkadi solo pierde un animador ambiental. Iñaki Anasagasti © humorenlared.com |
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