Oreja a la Plancha: Se lo inventó él
![]() |
|
Muerto el rubio, se acabó la rabia. La pérdida de Jeff Hanneman, el alma de Slayer, nos deja huérfanos del horror musical supremo, del más certero, del absoluto. El mundillo metalero está plagado, en todas sus épocas, de guitarristas que tocan mejor, más rápido y con más mala hostia (que ya es decir), pero solo él era capaz de desatar de manera irreversible el puto infierno en la tierra con la ayuda de apenas cuatro o cinco notas. Porque lo llevaba dentro y además lo sabía sintetizar como nadie. Pueden pasar años hasta que aparezca alguien que reúna sus cualidades. Abundan los estilos que tratan de ir más allá en el malestar del oyente ya sea a base de exceso de velocidad, de lentitud pesada, de graves desatados, de ritmos histéricos o de voces mugrientas, pero el arranque de Raining Blood, que dentro de nada va a cumplir treinta añazos, no ha sido superado: en pocos segundos manda tu nivel de serotonina a tomar viento. Te hunde y te hace subir por las paredes a la vez. Superad eso, deathers, blackers y demás. En la escalera evolutiva del metal me atrevería a establecer un primer peldaño en Iommi, otro en Hanneman… y ojalá surja un tercero, que ya toca. Quizá esté ya dando guerra, ¡estemos atentos! Juan Abarca © humorenlared.com |
Pincha aquí para ir a otras columnas de Juan Abarca
Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados