agosto 21, 2013

El Ampli: Como una jaula

cabecera_EK155_elampli copia
r155_elampli_grDurante los meses de asueto la inactividad es la tónica general. Una tónica bien fresquita, con un chorrito de ginebra y un par de hielos. Y un poco de música bajita. Por la resaca.

Aprovecho las vacaciones para llamar a Humberto, un viejo amigo que conozco desde las clases de recuperación de bachillerato, y convencerle de que vayamos al zoo a reirnos nosotros de los animales, para variar. Al final nos acompaña su novia Pernille, una estudiante de intercambio noruega, rubia de ojos azules y metro setentaynueve. Dice mi colega que es la Mujer Divina. En eso está de acuerdo con Natalia Lafourcade. Sin embargo, no sé, nunca me ha llamado la atención. Ignoro si porque soy más de morenas, porque el acento de Trondheim me resulta demasiado áspero o porque si intentara algo con ella Humberto, que es campeón provincial de Thai Boxing, me arrancaría la cabeza de un rodillazo. Sería como escuchar The Weight of your Love de Editors y en vez de sentir el peso del amor, sintieses el peso de un yunque precipitándose contra tu occipital. En su día ya reflexioné sobre ello. No compensa.

Inflación zoológica
Entre divagaciones y conversaciones insulsas sobre inseminación artificial de salmones llegamos al zoo. El cartel con el precio de las entradas parece que se lo hubiera diseñado alguno de los componentes de Fundación Robo. Entramos por no montar un espectáculo y porque me he encontrado un billete de diez euros en el suelo mientras esperaba a Humberto y me quema en el bolsillo. Una vez dentro del recinto accedemos al área de los grandes hervívoros. A mi izquierda los elefantes languidecen, adormecidos en el suelo. A mi derecha los okapis yacen casi inmóviles en su área. Un poco más adelante los rinocerontes me observan, repantingados. Deben de estar tan apáticos por El peso del aire, que canta La Gotera, porque si no, no me explico que los bichos estén más flojos que los habitantes de la casa de Gran Hermano a la hora de la siesta. Es como si les hubiera entrado la morriña de golpe después de una sobredosis de medios tiempos con el Neguinho de Sara Pi. Así que me tengo que montar la película yo solo. Me imagino a los hipopótamos trepando por los árboles de la sabana, mientras una bandada de koalas vampiro sobrevuela la floresta y las manadas de flamencos juegan a la brisca al atardecer. Feed the fiction, como Dirty York. El grupo, no el embutido que tengo en la nevera. Al menos las jirafas se hierguen lozanas. Leo en el cartel explicativo que son ramoneadoras. Me pregunto cuál será más de Joey y cuál de Dee Dee.

Transición
Poco a poco se nos va pasando la tarde. Después de ver a los leones y a los tigres tarareando Héroes de Aphonic y cacareando en falsete On sight del Yeezus de Kanye West, aunque reconozco que hubiera sido más propio el disco tributo a Torrebruno, y de conseguir darle vergüenza ajena a un orangután a base de poner muecas y de arrascarme el sobaco silvando medio repertorio de La Falta Básica de Bla, llegamos a la exposición de reptiles en el terrario. La semioscuridad de dentro contrasta con la claridad del exterior. Es como si una entidad mística como la del nuevo disco de Triángulo de Amor Bizarro estuviese jugando con la jukebox y hubiesemos pasado de escuchar Dentro de la luz de Standstill a tener que pedir Déjanos la luz encendida de La Broma Negra. O algo. Me acerco a la urna en la que reposa la boa constrictor y le digo a Pernille que su veneno es tan poderoso que con una sola gota podrían morir todos los fans de Justin Bieber y a ver quién colgaba videos en Youtube entonces. Pernille me mira con una mueca de miedo y asco. Me responde que los miembros de la familia de las Boidae carecen de glándulas venenosas y que matan a sus presas mediante constricción hasta estrangularlas. La tía lista.
Finaliza la visita al zoológico en medio de un silencio sepulcral. Me despido de la pareja con un regusto amargo. En el camino a casa me quedo pensando en que a Humberto no le conviene Pernille. En cuanto termine sus estudios se volverá a Noruega y le dejará tirado. Y además, la tipa es un poco corta. Cómo va a estrangular una única boa constrictor a un club de fans entero. En cambio, si le acompañara una bandada de koalas vampiro ya estaríamos hablando de otra cosa…

Javi Trilobite © humorenlared.com

 

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