Gora Euskadi: La ñapa apañada
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Me quedo estupefacto. Aunque aún no sé si por el apabullante ejercicio de periodismo de investigación o por la fascinante capacidad de reacción de Aena. “El aeropuerto encarga un estudio para acabar «para siempre» con las goteras”. Notición. Un informe. Trece años después de que el reincidente Santiago Calatrava construyera su terminal tropical descubierta para una ubicación en la que llueve 190 días al año. Dos años después de que finalizaran las obras de cerramiento del área de Llegadas. 25 millones de euros del ala, según recoge la noticia. Obras iniciadas, por cierto, antes de que la Asociación de Familiares de Viajeros Afectados por la Pulmonía y la Congelación Parcial se aliara con la Agrupación por la Lapidación Pública de Calatrava acabaran demandando al aeropuerto. Un informe. Brillante. Si yo lo entiendo. Lo vas dejando, lo vas dejando, y para cuando te quieres dar cuenta, llega la crisis y lo que empezó siendo vidrio, acero y arquitecto estrella acaba convirtiéndose en un episodio de Manos a la Obra con tanto parche y tanta ñapa apañada. Y es que al aeropuerto de Loiu parece que le han mirado un ejército de tuertos. Con el paso de los años se le suman los problemas. Cuando no son las mencionadas obras “no programadas”, mencionadas antes, son esas imágenes de aviones aterrizando zarandeados por el viento (que afortunadamente no llegan a protagonizar la crónica de sucesos; si acaso alguna edición contemporánea de Videos de Primera) o la amenaza de perder su segunda pista para vuelos comerciales por una tontería sobre cuestiones de seguridad. Todo para solaz de la prensa, que, en fechas prenavideñas, y sin una buena huelga de controladores en lontananza que cubrir, tira de esa fuente inagotable de chascarrillos aeroportuarios. Lo triste es que, recapitulando, hacer chanza del asunto de las filtraciones puede resultar muy tronchante pero lo que queda de fondo es la cara de gilipollas del contribuyente que paga con el dinero de sus impuestos semejantes equipamientos. Convertidos ahora en la Casa del Resbalón y la Vértebra Fracturada o el Museo de la Gotera. Al menos con las multas por aparcar en el área de Salidas se recaudó algo de dinero para las arcas públicas. Pero ni eso duró.Héctor Sánchez © humorenlared.com |
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