enero 24, 2014

Butaca de Gallinero: Dichoso canon

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Hubo un tiempo en que los productos de entretenimiento eran departamentos más o menos estancos. Una época en que los comics eran comics, las películas películas y las series de televisión series de televisión. Y punto. Después llegó el maridaje, convenientemente patrocinado por el sponsor de turno. Así los tebeos de Superman continuaban en seriales radiofónicos y años más tarde los comics de Batman contaban con su serie de televisión. Con el tiempo llegarían las series de animación y, poco a poco, nacería ese totum revolutum al que se sumaron los videojuegos o los webisodios en internet. Todo sea por la rentabilidad de la marca.

Pero hay un pequeño escollo en esa marea de soportes y tramas. El canon. El fan puede llegar a ser muy obsesivo con las adaptaciones (lean mi columna anterior) y hay cosas que no perdonan. Y, si a los responsables de El Juego de Ender (lo sé, me repito) les ha tocado estrujarse las meninges a la hora de atraer espectadores al cine cuando el éxito del libro reside en su final sorpresa, no quiero ni imaginarme el papelón de los guionistas de la anunciada continuación de la saga Star Wars. Años y años de tebeos y libros del universo expandido. ¿Qué hacer? Contar lo mismo o innovar, arriesgándose a mandar el canon a tomar viento fresco. Espero que el Rancho Skywalker tenga seguro contra incendios.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

 

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