Juego de niños: Gratis total
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Tengo una amiga que vive en una urbanización de alto standing de ese. Hace tiempo, describió una escena que no me dejaba dormir por las noches. Por las mañanas, cuando las madres de la urba aparcaban el todoterreno y dejaban a los niños en el colegio elitista de la esquina, se iban a tomar café. Cogían una mesa, y lo primero de todo era, como quien no quiere la cosa, poner los bolsazos de marca encima. O sssea. El caso es que nunca he entendido eso de hacer ostentación de lo que se lleva puesto. Pagas una pasta, y encima les haces el anuncio de balde. Negocio redondo. El mejor soporte publicitario, un cuerpo serrano, ambulante y gratuito. Esto del marquismo ya estaba inventado, pero hay una firma de ropa con diseños barrocos y coloristas, muy reconocible por otra parte, que se afana en estampar el logo bien grande y visible en todos sus artículos. Con el nombre mismo, la marca presume de ser discrepante, distinta, novedosa. Desigual, vamos. Pero al fin, y de lejos, se distingue a quienes la eligen, que no son pocas. Luego de cerca hasta puedes certificarlo. Lo pone en el vestido. Otra que va igual. Y encima lo pregona. Y por si fuera poco, gratis. Ya que te pones, al menos cobra, chica. Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com |
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