Puños fuera: Al pueblo
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| «El pueblo es aquella localidad de origen a la que se vuelve cada verano y en la que, al de estar dos días en ella, nos preguntamos a qué hostias hemos ido allí”. Partiendo de aquí, “el pueblo” no es ya solo la aldea de casas de adobe y abuelas sentadas a sus puertas propia del imaginario viejuno-maketo, sino también la segunda y cutre residencia en bloque de hormigón, comprada a plazos en el clásico villorrio de provincia limítrofe, hipertrofiado y travestido por la invasión de escapados de la urbe anexa.
En “el pueblo”, responderemos a la pregunta capciosa del “tú de quién eres” o llevaremos de modo perenne el infamante sambenito de “veraneante”, distanciados siempre del rencoroso vecino, que nos verá como el descendiente de quien emigró a una plaza mejor y que vuelve a airear su éxito, o como el que anega las calles para un mes y abandona el barco dejando tras de sí un reguero de pisos vacíos. Y así, forasteros eternos en nuestro propio mundo, intrusos siempre, pasearemos nuestra decepción con dignidad y nos esforzaremos en encontrar nuevos desafíos en un destino, escogido por su apacible rutina. Y, sin embargo, volveremos este verano al pueblo. |
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