Pero en esta ocasión el nerviosismo se traslada también al civil de a pie. A quienes nunca preocupó la cosa pública, ahora toman la vanguardia de la movilización electoral y lo apuestan todo a la necesidad de cambio. A quienes si les preocupaba, pero nunca encontraron la manera de hacerse oír, creen llegado su momento aunque tengan que renunciar a buena parte de su bagaje.
Así, en esta competición, la mayoría de la parroquia peca de hipermotivación. Y parece que son pocos quienes apuestan por ver el toro de la barrera. Porque ciertamente también estos se encuentran desasistidos.

A estas alturas de la fiesta, la faena se presenta abierta. Eso sí, no sabemos si habrá vuelta al ruedo como hasta ahora; o el astado se revelará y da comienzo una época de correfocs perpetuos.
Veremos cómo acaba todo o quizás cómo entramos en un bucle.

Miguel Fernández © humorenlared.com