mayo 19, 2015

Hotel y Domicilio: Cautivos

cabecera_EK170_hotel
r165_hotelCariño, lo que se dice cariño, no es lo que Atom Egoyan profesa hacia los personajes de sus películas. En eso se parece a J.R. Martin, solo que lo que en Martin es una mezcla de épica y crueldad, en Egoyan es frialdad y ambigüedad a partes iguales. La historia de Cautivos gira en torno a un padre (Ryan Reynolds) que un día descubre que su hija de nueve años ha desaparecido. Ocho años después su hija continúa en paradero desconocido y, como las desgracias nunca vienen solas, él sigue siendo el principal sospechoso de la policía. Cassandra, la niña que ahora ronda los 17 sigue vive, sin embargo. Secuestrada por un tipo (impagable Kevin Durand) que la retiene, colmada de comodidades (es un decir).

El tema del secuestro de niños ya aparecía en otras películas del director, como Exótica, si bien el destino de la niña abducida en el film de 1994 era mucho más sombrío y, digamos, definitivo.

El hecho de que Cassandra se mueva en un entorno geográfico cercano al de sus padres, no hace sino aumentar el desasosiego en el espectador, que, en el fondo de su alma de cinéfago, desea que Reynolds se marque un arrebato a lo Mel Gibson en Rescate o Liam Neeson en Venganza. Pero eso no va a pasar. Estamos ante una producción canadiense, después de todo.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

 

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