octubre 7, 2015

Juego de niños: Centenario

columna_elene_cabecera_gr
En 2016 se celebrará el cuarto centenario de la muerte de Cervantes. Cuando leo El Quijote me pongo melancólica. Pero no es una melancolía de andar por casa, como la que le puede invadir a cualquiera cuando se le rompe el exprimidor. Es otra cosa. Es una nostalgia en condiciones, con método, bien organizada. Da gusto regodearse en el fracaso si es de la mano del Manco de Lepanto. Don Quijote, ese caballero vencido e idealista, esa nobleza de sentimientos… Ya lo dijo mucho más bonito León Felipe, el poeta. Hazme un sitio en tu montura/ (…) caballero del honor,/ ponme al la grupa contigo/ y llévame a ser contigo/ pastor.

Convertirse en un clásico es lo que tiene. Cuando se es patrimonio de la humanidad, se está a disposición de todo el mundo y para lo que sea. Vamos, que el clásico sirve tanto para un roto como para un descosido. Para muestra, un fiasco. En plena burbuja inmobiliaria, construyeron en medio de La Mancha el hoy abandonado Aeropuerto Don Quijote. ¿Qué diría él, si en vez de molinos se topara con un aeropuerto fantasma y encima bautizado con su nombre? ¡Gente endiablada! ¿Cómo osasteis otorgar mi valeroso nombre a tamaño desatino? ¡Non fuyáis, crueles y viles criaturas, que aquesta desolación es fruto de vuestra codicia! O algo así.Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com

 

Pincha aquí para ir a otras columnas de Elene Ortega Gallarzagoitia

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados