noviembre 7, 2015

Debajo de la palmera: El Gobierno español condena a los saharauis al desierto

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Estuve en septiembre en la sede de Naciones Unidas en Nueva York como miembro de la Comisión de Exteriores del Senado. En la delegación iba también el senador gipuzkoano Urko Aiartza. Y allí estuvimos siguiendo los trabajos del Consejo de Seguridad en estos dos meses de presidencia española.

Pero no nos quedamos en esto. Aiartza y yo nos interesamos por la situación del pueblo saharaui. Y sacamos la conclusión de que al  pueblo saharaui no le queda más que continuar en su heroica labor sin esperar nada del Estado español  que primero lo invadió y colonizó y luego lo abandonó a su suerte en manos de un nuevo ocupante en 1975.

Esta conclusión la sacamos  tras  reunirnos con representantes de Naciones Unidas, así como con embajadores acreditados ante las mismas .

Cosas del azar, esta presidencia se produce durante el 40 aniversario de los vergonzosos acuerdos llamados de Madrid, donde el Estado español procedió a abandonar a su suerte ante Marruecos a la otrora provincia del Sáhara Occidental, Colonia del Reino. Ciertamente, durante estos 40 años, la que es de iure todavía la potencia administradora del territorio saharaui conforme a la legalidad internacional, España, no ha hecho más que dejación absoluta de sus deberes morales e internacionales, fuese cual fuese el partido en el Gobierno, con lo que albergábamos alguna esperanza de que ante la notoriedad de la situación (presidiendo el Consejo cuando se cumplen 40 años de la traición y de aquella nefasta Marcha Verde ) alguna actuación cabría esperar durante estos meses.

Debemos decir que la decepción no podía ser mayor. El vicesecretario general de Naciones Unidas y jefe del Departamento de Asuntos Políticos, Mr. Jeffrey Feltman, nos manifestó claramente que la situación se encuentra totalmente bloqueada ante NNUU. Si bien la ONU y su enviado especial, así como el propio secretario general, Ban Ki-Moon, han tratado de promover la negociación entre las partes, Marruecos únicamente desea hablar sobre su plan de autonomía. Obviamente, el Frente Polisario se niega a tratar solo sobre ello y recuerda, con tino, que la misión de las Naciones Unidas para el Sáhara, Minurso, tiene una R relativa a referéndum y que el proceso saharaui es un proceso de descolonización. El representante de la ONU claramente nos manifestó que mientras los estados no fuercen en cambiar la situación, el proceso está bloqueado y poco puede hacer el organismo.

¿Y qué responden los representantes de los estados? El embajador ante NNUU del Reino de España fue bastante claro. Francia, como aliado de Marruecos, no va a hacer nada para que el tema del Sáhara esté en la agenda del Consejo en este 40 aniversario, y tampoco los Estados Unidos. La pregunta clave, sin embargo, no se responde (o más bien sí lo hace) con la falacia de que no se puede hacer nada ante el posible veto de Francia a cualquier iniciativa siquiera referida a los derechos humanos. Y es que la pregunta clave es qué piensa hacer el Estado español  en este mes de octubre que está presidiendo  el Consejo de Seguridad con respecto al Sáhara. Y la respuesta es que el Estado español no piensa hacer nada de nada durante su presidencia del Consejo. Ninguna iniciativa respecto al Sáhara en su cronograma. Nada. Hablarán de Libia, de Siria, de Afganistán, de la Resolución sobre la participación de las mujeres en la resolución de los conflictos… pero ni una palabra sobre los 40 años de ocupación ilegal marroquí en el Sáhara. España no desea molestar a su amigo marroquí, ni a su amigo francés. Las referencias sobre los Estados Unidos no creemos que sean ciertas. Hay un cambio de actitud y posición por parte de la Administración estadounidense en este tema, aunque sea tenue. Una actitud diferente por parte del Estado español podría incidir más en esos cambios, pero claro, ya sabemos que últimamente al Ministerio del Sr. Margallo únicamente le preocupa obtener declaraciones vacías de apoyo a la unidad de España, y conseguir eso pesa más en la balanza, por ejemplo, del acuerdo militar sobre el uso de la base de Morón que la cuestión saharaui.

De hecho lo único que dijo Margallo en su engolado discurso de la semana pasada ante el pleno de la Asamblea General es que hay que preservar la unidad de los estados. “El edificio que a todos nos cobija  se sustenta en principios como el respeto a la soberanía y a la integridad territorial de los Estados”. Y se quedó tan ancho. Chávez hubiera dicho que por alli pasó el diablo.Y con razón.

Lo más rocambolesco del asunto viene cuando a nuestra pregunta de si lo único que vale para que el Consejo de Seguridad  trate el tema es una situación de violencia que altere la tan cacareada paz y seguridad, no se nos responde que no. Es decir, si hubiera en este momento  violencia en el Sahara o en Marruecos, este asunto estaría en la agenda del Consejo de Seguridad. ¿No es desolador?.

Pero ¿cómo pedir a los demás estados del Consejo que trabajen por la cuestión saharaui si el mayor responsable histórico del tema y presidente del Consejo se hace el Poncio Pilatos?  Por suerte, hay otras voces que claman en este desierto. El mismo día que el embajador español señalaba que no se podía hacer nada (o, mejor dicho, que no quieren hacer nada), el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, manifestaba antes de partir a NNUU que es hora de que se ponga fecha al referéndum del Sáhara y conminaba al Consejo a tratar las violaciones de Derechos Humanos y la explotación ilegal de los recursos naturales en los territorios ocupados. Y es que ya son años que los saharauis, como nosotros los vascos o los catalanes, se dieron cuenta de que no hay nada que hacer con los principales partidos del Estado español. Esperar algo de ellos es condenarse al fuego eterno.

Al pueblo saharaui no le queda más que continuar en su heroica labor sin esperar nada de aquel Estado que primero lo invadió y colonizó y luego lo abandonó a su suerte en manos de un nuevo ocupante. Tampoco ahora cuando presida el Consejo de Seguridad. Lo hace España, que tiene en su oficina como personalidades dignas de elogio a tres fascistas. Y aquí no pasa nada.

Iñaki Anasagasti © humorenlared.com

 

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