diciembre 9, 2015

Juego de niños: París

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Hace tiempo leí una greguería de Ramón Gómez de la Serna. “El que está en Venecia es el engañado que cree estar en Venecia. El que sueña con Venecia es el que está en Venecia”. Quien dice una Venecia, dice un París. De modo que, según Gómez de la Serna, estuve en París de la mano de Julio Cortázar con Rayuela en una mano y un plano de la ciudad en la otra. ¿Encontraría a la Maga?, se preguntaba Oliveira desde la primera línea, cuando venía por la rue de Seine y se asomaba al arco que da al Quai de Conti para divisar el Pont des Arts. Así era muy fácil soñar con París, estar en París.


Años después, cuando pude pisar por fin aquellas calles, se me apareció un París desconocido y recordado al mismo tiempo. Utrillo y sus pinturas de Montmatre, el cielo parisino de Edith Piaf, los cuadros de Chagall con la Torre Eiffel al fondo, los bulevares bulliciosos que pintó Pisarro y describió Zola, el cabaret Le chat noir donde recalaban Verlaine, Debussy, Satie, Toulouse-Lautrec, el Café de Flore y Simone de Beauvoir, las fotografias de Doisneau y Brassaï… más los colores, los olores, la música, los sonidos, los sabores de París.

Aquella noche soñé con la alegría de vivir, el arte, la cultura, la belleza, la libertad. Desperté. Estaba en París.

Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com

 

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