febrero 15, 2016

Puños fuera: Atomizados

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Este mes se cumplirán los cincuenta años de que cayeran las bombas nucleares sobre la almeriense Palomares a unos cientos de kilómetros de aquí. Aunque en realidad sólo explotaron un poquito y su recuerdo se nos ha ido disipando. Hasta tal punto, que la visita a la corte de este otoño del Secretario de Estado Kerry para firmar el protocolo por el que se llevarán tierra aún radioactiva a sus depósitos de ultramar fue noticia de bulto. Total, el viento en ochos siglos ya conseguirá desactivar los residuos.

Más cerca en el tiempo, más lejos en el espacio, para marzo publicarán que hace solo cinco, en la Isla de la Buena Fortuna (que en japonés se dice Fukushima) sus reactores atómicos provocaron una catástrofe de dimensiones y repercusiones planetarias.
Pues en un mundo donde sus pequeños conviven con Bob Esponja y resto de mutantes irradiados de Fondo de Bikini (isla para ensayos de explosión atómica yanki) y sus mayores aceptan como espejo grosero de sus vidas al operario de central nuclear Homer Simpson, esperar que el aniversario de cualquier desastre encienda indignación, es olvidar que la marca estilo de la civilización capitalista es el cinismo.

Jtxo Estebaranz©humorenlared.com

 

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