Sorprende la evolución que en pocos meses ha tenido el problema de los refugiados. De la inicial ola de solidaridad, se ha pasado rápidamente al rechazo por parte de los países que forman la UE y parte de la sociedad civil.

En este proceso ha sido clave la confluencia de los intereses de algunos poderes fácticos, el atentado de París y la crisis económica que atenaza al continente; pero nada hubiera sido igual sin el eficaz trabajo de los grandes medios de comunicación, que hoy elevan un tema, mañana lo dejan caer y pasado se centran en aquellos hechos periféricos que más interesan a su audiencia y negocio. Ahora los refugiados, todos, son criminales de la peor especie.

Hay precedentes. A punto de acabar la Guerra Civil española, tras la caída de Cataluña, los refugiados que abandonaban la Península, fueron recibidos por la prensa gala con titulares como “Sales Rouges” (“Sucios Rojos”) a la par que se les calificaba de “hez de la anarquía mundial”.

Las volubles opiniones públicas, de entonces y de ahora, desconocen porque deben pasar del cariño al odio; pero maleables, siguen la estela que marca el poder y los mass media.

¡Ay de los vencidos!

Miguel Fernández © humorenlared.com