mayo 11, 2016

Hotel y domicilio: Toc Toc

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Toc toc es el sueño húmedo de todo onanista irredento que, desde su miserable guarida repleta de ganchitos y pósters de Warcraft, anhela con tener una vida tan increíble como la del Keanu Reeves de la película para que se la arruinen (como a Keanu Reeves de la película). Inspirada en el film Death Game de 1977, la última pelicula de Eli Roth es un canto moralista al «no la hagas y no la temas». Evan, un arquitecto, retirado en una cabaña apartada para relajarse, sin mujer ni hijos que incordien, recibe la visita de dos atractivas jóvenes extraviadas en el camino a una fiesta. Mientras esperan a que llegue el taxi, las muchachas, a las que no le va lo de matar el tiempo jugando al Trivial o al Tute cabrón, comienzan a flirtear con el maduro Evan que piensa que así se las ponían a Felipe II. Al principio el arquitecto se hace el difícil, luego protesta flojito y, finalmente, se lanza de cabeza a un trío, muy poco explícito para lo que nos tiene acostumbrado Roth.
La cuestión, y el quid de la película, es que, en algún momento de la velada, las jóvenes deben comer algo después de medianoche o algo, porque, por la mañana, se convierten en dos gremlins (de carácter, pero no de aspecto). Las muy sádicas se empeñan en arruinarle la vida al pobre Evan, que solo quería ahorrarse la cuota de Tinder premium. Si alguien se pregunta el por qué de tan repentino cambio de actitud, el guión no lo explica. Así son las cosas y así nos las han contado. Next.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

 

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