El pasado 15 de diciembre ocurrió un hecho histórico. No, no se descubrió otro sistema con nuevos planetas. Ni se reinstauró la democracia en España. Tampoco fue que Donald Trump pidiera disculpas por algo. Nintendo, por primera vez, lanzó un juego para móviles. El elegido, como no podía ser de otra forma, fue Super Mario, que llegó a iPhone y iPad con Super Mario Run. El mítico fontanero se ha unido a la epidemia del running para bajar unos kilitos. Muchos usuarios se descargaron gratuitamente el juego, pero tras tres pantallas descubrieron que, ATENCIÓN: ¡Hay que pagar por él!

Efectivamente, tras la demo, el juego nos anima a comprarlo si queremos continuar, lo que cabreó a mucha gente. Rápidamente los ultrajados usuarios votaron negativamente la aplicación, que ahora mismo cuenta con unos 7.000 votos y una puntuación de 2 sobre 5, y vertieron comentarios en contra de tener que soltar panoja. Así está el mercado del juego en móviles, donde prefieren perder el tiempo en cualquier subproducto gratuito que pagar 10 euros por uno decente. Puestos a criticar a Nintendo, la queja debería ser otra: Canabalt ya hacía eso mucho mejor en 2009. Y por 3 euros.

Koldo Gutiérrez © humorenlared.com