Los nombres de asociaciones, promociones, empresas de varios tipos, etc, que se llaman Amena, Actúa, Alquimia, Avanza o cosas así, apestan. Tienen toda la pinta de que alguien ha escogido una palabra demasiado bonita, demasiado noble para lo que hay detrás. Son como las mil especias que lleva un pincho moruno para ocultar (cuando es el caso) que la carne que se ha adobado es de mala calidad o está en mal estado. Son como el maquillaje, como la cirugía plástica, como el traje carísimo y bien cortado que se ponen algunos grandes genocidas para parecer respetables.

A veces lo que despiertan esas palabras no es la empatía que pretenden, sino una suerte de sospecha, de rechazo a lo que haya detrás, que no lo sé. En esta mi absurda generalización habrá mil excepciones, por ejemplo empresas que vendan «honestidad» y resulten desagradables a la vista por haber puesto en su puerta esa misma palabra en grandes letras, y a lo mejor sí que eran honestas. Pero ¿para qué decirlo en el título, no se debería dar por sentado? Por eso lo que mola es que lo que haces se llame Terrorizer u Onslaught. Detrás de nombres así, salvo excepciones y a falta de más información, cabe imaginarse a gente bastante pacífica.

Juan Abarca © humorenlared.com