Ya está aquí: Microsoft al fin ha presentado en el E3 su flamante nueva consola, una revisión de Xbox One que se llamará Xbox One X. En serio, a mí no me miréis. Tendrá chorrocientos teraflops, mil movidas y podrá ejecutar juegos a 4K sin despeinarse. ¿Qué juegos? Pues Crackdown 3, Forza Motosport 7, La Tierra Media: Sombras de Guerra y varios más; enésimas entregas de sagas estancadas y que en algunos casos ya podemos disfrutar también en otras plataformas. La consola de Microsoft no vendía lo esperado, estaba estancada y al paso que vamos, hasta la Switch le acabará superando. Así que el movimiento de lanzar un nuevo modelo, más potente y caro, se antoja bastante desesperado. Podrían haber invertido ese presupuesto en potenciar los estudios internos para crear nuevas franquicias, como lleva Sony haciendo años, aunque a veces también viva de las rentas.

Más paradójico aún resulta que lo más interesante de su conferencia fueran juegos indies como The Last Night, Tacoma, Ori and the Will of the Wisps o Ashen, que ni siquiera aprovechan la potencia de la nueva máquina y, en la mayoría de los casos, ni siquiera son exclusivos. ¿Quién va a pagar 500 pavos por ella teniendo PS4 Pro a 350?

Koldo Gutiérrez © humorenlared.com