Butaca de Gallinero: Canon
Cuando somos pequeños tenemos una especie de trastorno obsesivo compulsivo programado en el cerebro que nos hace desear, cuando se trata de la ansiolítica, emocionante y bendita ficción, que nos repitan la misma historia una, y otra, y otra vez. Que nos cuenten el cuento de Los Tres Cerditos o el de cómo He-man derrotó a Skeletor al chinchón, siempre de la misma manera. Sin mover una coma. Sin una sola concesión a la improvisación o la reforma cosmética. Siempre el mismo cuento. De no hacerlo así, martirizábamos al adulto de turno con un «No es así» cargado de odio y decepción. Afortunadamente, con el tiempo maduramos y desarrollamos un gusto por la variedad, la reformulación, la adaptación y la innovación. |