noviembre 13, 2018

Juego de niños: Poesía

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Casi tanto como los de cocina. Proliferan los concursos de poesía. Sólo en la última semana se han fallado el Reina Sofía, el Leonor, el Santa Teresa, el Ribera del Fresno, el Ciudad de Córdoba, el Gerardo Diego, el Adelaida del Mármol y no sé cuántos más. Poesía… No diré como Bécquer aquello de “poesía eres tú”. Porque eso es público y notorio, estimada lectora, querido lector. Hay que afinar más. Y para ello, nada como acudir a los maestros. Según Octavio Paz la poesía es la expresión de “lo maravilloso cotidiano: no la irrealidad, sino la prodigiosa realidad del mundo”. O sea, que no es una suma de florecillas, suspiros y mariposas, ni siquiera de unicornios color pastel o de mensajes Mr. Wonderful. Es otra cosa, ya decía yo. Qué peso me he quitado de encima.
Por si fuera poco, resulta que la poesía está en todas partes. Sólo hay que saber verla. Y si no, leer a quien la ve y la escribe, también vale. Hay quien nació dotado de una antena para sintonizar la onda poética de a diario. Por poner un ejemplo, el genial y coloquial Ramón Gómez de la Serna. “Al inventarse el cine las nubes paradas en las fotografías comenzaron a andar”, “En los pianos de cola es en donde duerme acostada el arpa”. Y así. Aunque, puestos a rememorar poesía cotidiana, que levante la mano quien no la haya sentido ante unos huevos fritos o un buen bocata de jamón. Pues eso.

Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com

 

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