En el jauja vasco, existen quienes defienden aún su permanencia en la clase media, entendida esta como la que media entre el segmento de los pobres de solemnidad y el de los ricos de aúpa. Para estos acomodados, todavía es válido el esquema social de los tres tercios, el que sitúa arriba a los privilegiados, abajo a los desfavorecidos y en el justo medio a ellos mismos, irresponsables de cuanto ocurre y paganos sufridores de los vaivenes de economía y política. La defensa de su prosperidad se articula sobre su oportuno y trabajoso ingreso en el ascensor social que les colocó, por propio mérito, en los pisos del medio.

La trola, desmentida ante el presente pastel vasco de un tercio de beneficiados y dos de jodidos, no pasa de mediocre vía de escape para no encarar su verdadera posición social en el amaño de esta sociedad demediada, a la que estos bien posicionados siguen tildando con gula como la del bienestar. Una sociedad que, no obstante, se cuartea sin remedio para estas medianías, enseñando cada vez más sus grietas, grietas sobre las que aplicar cuñas de creatividad alternativa, con las que acuñar un modo distinto y opuesto de habitar la vida.

Jtxo Estebaranz©humorenlared.com