febrero 13, 2020

Gora Euskadi: Vivir para siempre

No resulta fácil abrir cada vez este texto con una nueva cualidad del periodismo. Parecía buena idea al principio, pero ha resultado ser un jardín del que resulta difícil salir, pues la santidad de la prensa es finita. Pero justo cuando estaba a punto de tirar la toalla y rendirme ante la sequía de nuevos apologismos, han querido las musas recordarme una de las más grandes virtudes que debe cumplir la actividad periodística. Los medios deben ser valientes. Tienen que tener el coraje de expresar lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir. Es menester que ejerzan de esa voz sumergida en lo más profundo de la conciencia, cual Jesús Calleja en una mazmorra del Banco Santander, que nos susurra lo que nos conviene. Aunque a veces duela. Es exactamente como procede Vocento, a través de su cabecera El Correo, cuando el sábado 4 de enero tiene a bien anunciarnos, a página completa, que «El envejecimiento dispara las listas de espera en traumatología, dermatología y oftalmología». Para completar la información epiloga el suelto de cierre con el título «Vivimos más años y con mejor calidad y eso se traduce en una mayor presión asistencial». La conclusión es evidente. Vivimos demasiados años y eso, a la larga, va a acabar repercutiendo negativamente en nuestra salud.

Todos conocemos la voluntad enciclopedista e ilustrada del diario, que jamás se pronunciaría sin contrastar sus fuentes. Un breve repaso a la hemeroteca nos revela que le respaldan en su razonamiento figuras tan emblemáticas como Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, quien sostuvo en 2012 que «los ancianos viven demasiado y es un riesgo para la economía mundial”, o Taro Aso, Ministro de Finanzas japonés, que animó a los viejos nipones, un año después, a que «se den prisa en morir» para que de esta manera el Estado no tenga que pagar su atención médica.
Y es que lo queremos todo y no puede ser. De momento la sanidad pública vasca funciona como un tiro, pero no tentemos a la suerte. Los humanos estamos trastocando el orden lógico de las cosas. Jugando a ser dioses. Pervirtiendo el sentido del estado del bienestar con esa manía nuestra de vivir cada vez más tiempo. Menos mal que El Correo nos abre los ojos y nos señala nuestra soberbia de modernos Prometeos. Como cuando el lunes 6 nos despierta con el titular «Los jubilados cobran una pensión un 28% superior a lo que cotizaron a la Seguridad Social». ¿En esto queremos convertirnos, en un atajo de carcamales insolidarios y sinvergüenzas, con ínfulas de inmortalidad, que colapsan con sus achaques las salas de espera de los ambulatorios? Esto no pasaría si la privatización de la sanidad y el malthusianismo no tuviesen tan mala fama. Puedo imaginarme a los redactores del diario rememorando aquella inspiradora frase de Dan Daly, sargento mayor del cuerpo de marines de los Estados Unidos, durante la Batalla del bosque de Belleau en plena Ofensiva de Primavera de 1918. «Vamos, hijos de puta ¿queréis vivir para siempre?»

Héctor Sánchez © humorenlared.com

 

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