La llegada de Disney + va a suponer, en el mejor de los casos, que haya otra plataforma de streaming más en el mercado, que se une a HBO, Amazon, Netflix, Filmin o FlixOlé. Pero los más agoreros, alertados por la dinámica de compra y absorción de Disney de otras empresas audivisuales, como Fox, que convierten a la compañía del ratón en una especie de satisfyer corporativo gigante, temen que ante semejante catálogo las otras plataformas no puedan competir y acaben languideciendo con ofertas raquíticas y estrenos de baratillo, hasta su desaparición final.

Es poco probable que ese escenario pudiera llegar a darse, pero si eso pasase, el incremento de casos de diabetes por sobreexposición a Frozen 2 sería el menor de nuestros problemas. Y es que, si bien un número infinito de temporadas de The Mandalorian suena bien, la decisión de Disney de eliminar de su catálogo toda producción con un fuerte componente racial o político, aceptable en su época pero ya no, acabaría privándonos a la larga, y para toda la eternidad, de títulos como Desayuno con diamantes, Lo que el viento se llevó, Dumbo o media filmografía de James Bond. Cuidado con los monopolios que los carga Robert Iger.

Roberto Aguirre © humorenlared.com