Aunque parecía improbable que en plena pandemia mundial se estrenase, siquiera a través de una plataforma de streaming como es Netflix, una película de catástrofes, no podíamos estar más equivocados. Porque, ¿qué podría resultar más cataclísmico que juntar al director de Los rebeldes de Shanghai, David Dobkin, con Will Ferrell y el festival de Eurovisión?
Los espectadores, cobijados bajo una sensación de falsa seguridad, pensaban que la cancelación este año del festival de la canción del que viven todos los productores de purpurina del planeta, les había librado del trago. Pero nada más lejos. Los perpetradores de títulos como De boda en boda o Casa de mi padre no consideran que vivir en los tiempos del coronavirus sea suficiente castigo.
Llurops livin a selebreision
La película cuenta la peripecia de Lars (Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams), representantes de Islandia con el tema Volcano Man. Es de sobra conocida la total y absoluta falta de interés de los norteamericanos por Eurovisión, por lo que la película es al festival lo que Zoolander al mundo de la moda o Deliverance a las excursiones al campo.
Más allá de los excesos del guión y de las baladas de power pop escandinavo a lo cantante de Lordi con estreñimiento, lo más reseñable son los cameos, como el de ese impagable Pierce Brosnan haciendo de un retirado Rodolfo Chiquilicuatre. Para los muy cafeteros.
LO MEJOR
Ver a Will Ferrell vestido de Thor con pelucón y maquillaje a base de pintura metalizada de coche. Y bastante sobrio me parece.
LO PEOR
Que no haya coincidido con el Festival, el propósito inicial, y no se pueda hacer un ejercicio comparativo con los despropósitos de origen.
Horacio Sandoval © elkarma.eus |