En primera persona: Retraso
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Atención, spoiler alert: cabe la posibilidad de que de esta pandemia no salgamos siendo mejores personas. Sé que parece algo anti-intuitivo pero podría ser que la Nueva Normalidad no significase una epifanía para la humanidad y que sigamos con los mismos códigos de prioridades de siempre. Hay mucho ejemplos, pero, a propósito del reciente lanzamiento de Cyberpunk 2077 me viene a la memoria uno de los descorazonadores. Hacia finales de noviembre, CD Projekt RED informaba de que el juego, anunciado para el 19 de ese mes, se retrasaba. No era el primer retraso. Ni el segundo. Ni el tercero. Se trataba del cuarto. La comunidad gamer se rasgó las vestiduras. Llantos, lamentos, decepción. No podía ser cierto. Otra vez no. La vida no tenía sentido. Pero todo se desquició un poco más cuando uno de los desarrolladores denunció amenazas de muerte, anónimas por supuesto.
Se conoce que el “crunch” por el que estaban pasando los trabajadores de la empresa desarrolladora para cumplir los plazos no era suficiente presión para los más impacientes. Las jornadas laborales de 19 horas, sin festivos, durmiendo en el estudio y con un pañal para adultos porque no hay tiempo que perder en el retrete (esto es licencia mía para ponerse en situación) no parecieron conmover a los jugones que querían el juego y lo querían ya. Y a alguien le pareció que una amenaza de muerte era un incentivo proporcionado para que esos holgazanes dejasen de robarle horas de diversión. |
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