marzo 17, 2021

Psico: Violencia verbal logorreica

Lo primero de todo, es importante dejar claro que la violencia verbal no es lo mismo que la violencia psicológica, siendo esta última un rasgo de maltrato que no necesariamente se da en el caso anterior. La violencia verbal es la utilización de una expresividad, emotividad y léxico violentos a la hora de explicar conceptos o dejar claras ideas, generalmente en un contexto de alterabilidad anímica, aunque no necesariamente.

El sujeto que utiliza con frecuencia la violencia verbal, llamémosle “verborreico violento” (para evitar usar el concepto “violento verbal”), puede ser un individuo normal, con un trato correcto, estandarizado e incluso amable, que paga sus facturas, no pisa la hierba, saluda a su portera si la tiene y besa a los niños (a los que conoce, y siempre vestido; de lo contrario estaríamos hablando de otro trastorno).

Odio y afonía

Generalmente acude al lenguaje soez e hiriente, así como a la escenificación dramática de sus desvelos, cuando entiende que mantener una conversación sosegada o un debate calmado no sirve para dejar claros sus puntos de vista y sus tesis argumentales. La persona insulta, grita, brinca, gesticula, se desespera y echa espumarajos por la boca en ocasiones. Esta reacción se retroalimenta, ya que ante semejante comportamiento el interlocutor suele preferir mandar a freír monas a su contertulio y no volver a entrar en polémicas, lo que el otro entiende como una absoluta victoria dialéctica y, por lo tanto, cronifica su comportamiento.

Caso aparte es el de los hinchas de futbol o el de los conductores estresados, que siguen unos patrones muy claros de violencia verbal pero normalmente circunscritos a unos contextos espacio-temporales, sociales y grupales muy determinados.
El método más efectivo propuesto por los psicólogos contra los verborreicos violentos es acudir a la diplomacia y el tacto. Son las cualidades que hay que tener a la hora de explicar a los de la tienda de mordazas que queremos una que sea resistente pero que no provoque sofocación y conseguir que no llamen a la policía de inmediato.

Dra. Luisa Bergara © elkarma.eus

Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 216