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Cuando aún tenemos el corazón en un vilo confiando en que, aparentemente encarrilada la pandemia, las personas responsables recapaciten y no se atrevan a dar luz verde a la secuela de Joker ni decreten la producción de una segunda temporada de Watchmen, nos llega la segunda parte de Un lugar tranquilo. La película que fuera uno de los sleepers de 2018, inquietante en su planteamiento, ingeniosa en su guión, impecable en su realización, redonda en su conclusión, no tenía programada ninguna continuación. Su final abierto funcionaba por sí mismo y estimulaba la imaginación del espectador como un video que tuviera “Alba Carrillo”, “cabra” y “premio Nobel” como únicos tags. Pero el hecho de que el guión y la dirección vuelvan a correr a cargo de John Krasinski es una llamada a la esperanza.
Terror y ASMR
El argumento continúa la historia del film anterior. La familia Abbot, madre, hija, hijo y bebé con bozal, debe abandonar la granja para adentrarse en un mundo poblado por criaturas que te desmiembran como te oigan emitir el más mínimo sonido. Así, sin decir una palabra más alta que otra, se van encontrando con humanos supervivientes del apocalipsis como el personaje interpretado por Cillian Murphy, que sale de la Europa infectada de 28 días después para encontrarse de bruces con una América en la que no hace falta que sean más tarde de las diez para que se te caiga el pelo (y el bazo) si usas el taladro. Continuismo bien.
LO MEJOR
Emily Blunt. Lo mismo te hace una película con los teleñecos o una comedia romántica, que te apunta a la cara con una escopeta.
LO PEOR
Que Krasinski sale menos, por motivos obvios. Igual he sugerido un spoiler. Eso pasa por leer reseñas de secuelas de películas que aún no hemos visto.
Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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