¿Estamos preparados para mostrar nuestra cara al mundo? ¿Y para vérsela a los demás? Ya podemos hacernos la limpieza bucal de rigor, depilarnos el bigote y recuperar nuestro pintalabios preferido del fondo del neceser. ¡Por fin! Tomar chicles sin que nos lloren los ojos, dejar de arrepentirnos por comer chorizo, estornudar sobre un pañuelo y que no sufran más nuestras orejas. ¡Qué bien! Volveremos a ser otro patito feo más. Y es que estamos de acuerdo que de ojos, todos somos más o menos atractivos. Pero si sumamos nariz y boca, la belleza ya se pone en entredicho. Matemáticas puras y duras.

Por cierto, la pandemia ha aumentado nuestro sexapil gracias a las mascarillas… ¿Pero también la fertilidad? ¿Cuántos carritos de bebé o panzas de embarazada (y no de cerveza… que también) sois capaces de ver en un minuto en la calle? Bueno, esa es mi impresión. Sin embargo, las cifras demuestran lo contrario. Demasiada incertidumbre, mucho tiempo aguantando a la pareja y un incremento exponencial de los trabajos manuales. Baby boom o no, los que estéis a tiempo… ¡Distancia de seguridad! Esa sigue siendo la medida más efectiva para evitar las transmisiones.

Maite Ortiz de Mendívil © elkarma.eus