febrero 23, 2022

Cómo se hace: ¿Cómo se fabrica un CD?

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Desde que se popularizaron los sistemas de reproducción musical y audiovisual, los investigadores tecnológicos, movidos por la tendencia de la humanidad a la pereza pero ajenos al inminente destierro del formato físico motivado por la irrupción de plataformas digitales, trataron de buscar un sustituto a los discos de vinilo y las cintas de video. Tener que andar buscando la canción favorita, sin tener que tragarse el resto de morralla del disco, o buscar la escena concreta de la película (especialmente en el caso del cine porno) era un engorro que debía subsanarse, no importaba el coste.
Así, tras la creación del prototipo del Laser Disc, se desarrolló el CD-Rom, más pequeño y fácil de ocultar a la hora de hurtarlo en unos grandes almacenes, que permitía escuchar la canción o la escena sin esfuerzo y en bucle, si hiciera falta. El mayor descubrimiento de la humanidad desde el mando a distancia y el sillón masajeador de glúteos.

Un CD consiste en una pieza que se fabrica mediante la inyección de un plástico llamado policarbonato (no confundir con el bicarbonato, más relacionado con las cenas a base de fabada). Durante el proceso de fabricación se imprimen unos salientes microscópicos alineados a lo largo de una espiral contínua muy larga. Los primeros prototipos eran de madera de abedul, pero los artesanos xilógrafos acababan perdiendo la cordura y un 80% de visión tratando de gravar la espiral con un puzón y un poco de saliva.

A continuación, sobre el policarbonato transparente, se deposita, por proyección, una capa finísima de aluminio que cubre esas protuberancias. Después se protege la capa de aluminio con una capa acrílica. En realidad esta parte del proceso no es necesaria, pero la capa de aluminio genera unos preciosos arcoiris que tranquilizan al comprador en el caso de que el contenido del CD sea una piltrafa y no haya posibilidad de descambiarlo.

Finalmente se imprime la carátula sobre la capa acrílica, si bien la proliferación del pirateo y/o las denominadas “copias de seguridad con fines no comerciales” provocaron que el proceso de impresión de carátulas se simplificase con un mero texto escrito con rotulador permanente.

Desafortunadamente, la mayor parte de los CD-Roms se perdieron para la Historia durante las invasiones normandas del siglo XI.

© elkarma.eus

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