1. Invita a tus amigos más drogadictos que estén enganchados hasta a la harina de trigo. Cítalos 5 días antes de la fecha real de la boda. Enciérralos en un cuarto sin ventanas, ponles un bozal y no les des comida ni agua. El día de la boda sácalos a pasear. Se subirán por las paredes y darán un espectáculo de recuerdo imborrable. |
2. El menú tiene que ser ligero, preferiblemente a base de alfalfa y bellota a modo de canapés. Que la gente se quede con hambre y empiece a pensar “esto no puede ser”. Que se vean obligados a llamar a Telepizza o a un kebab. Eso te servirá como termómetro de en quién puedes confiar y en quién no. |
3. Independientemente de tus preferencias sexuales, dirígete al novio o a la novia, felicítale/a y ponte a llorar. Dile que su prometido/a ha empezado a meterle mano a tu perro y que no quieres decir nada para no montar un pollo. |
4. Acto seguido, dile a un contrayente que si no se fuga contigo, sentirás un vacío existencial tremendo y te suicidarás durante la ceremonia. Una vez hecho esto vete donde el otro contrayente. Dile que te has enrollado con el anterior y que si no se enrolla contigo estará en desventaja de audacia sexual. |
5. Una vez hecho esto, dirígete a las madres. Diles lo que ha pasado y que si organizan una cama redonda contigo, no dirás a nadie que te has tenido un affaire con los novios. Después a por los padres. Cuéntales lo que has hecho. Se lo montarán contigo de mil amores por haber dejado contenta a toda la familia. |
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