 |
 |
Resurge la guerra con toda su crudeza. En realidad, nunca se ha ido. Ocurre que se desarrollaba en parajes lejanos, abandonada del interés mediático y enfrentando a bandos lejanos racial y culturalmente.
Ahora se presenta a las puertas de nuestra casa y con el agravante de que uno de los contendientes puede destruir el planeta sin grandes esfuerzos.
Con la guerra de Ucrania reaparecen todas las contradicciones de quienes aspiramos a un mundo mejor, más justo y más libre. Es difícil mantener una postura clara y firme sobre lo que ocurre.
Tras mucho reflexionar sobre este caso concreto diría que Putin es un criminal y un dictador, que el pueblo de Ucrania tiene derecho a defenderse y que la postura más constructiva de un ciudadano de a pie, pese a la aparente contradicción, debiera de ser el rechazo a la guerra y la oposición al creciente militarismo que recorre Europa. Nunca las personas podrán salir bien paradas de un proceso en el que únicamente aspiran a aportar los muertos.
Mas la gran pregunta que debemos hacernos es cómo hemos permitido que la vida de toda la humanidad descanse sobre el humor o la salud mental de cuatro ancianos que acumulan todo el poder sobre su inmenso ego.
Miguel Fernández © elkarma.eus
|
Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 221
Pincha aquí para ir a otras columnas de Miguel Fernández
Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados