Devora y escupe: Verde que te quiero, verde
Esta mañana saqué una bolsa de guisantes congelados del frigorífico. Los intenté separar poco a poco con un tenedor pero al final me ensañé con ellos y hubo más de uno que quedó partido por la mitad. Mientras lo hacía pensé: quizás esto sea lo más cerca que llegue a estar de congelar mis óvulos (chistaco jeje). Guisante-óvulo, óvulo-guisante. Esta retórica se repite entre círculos de amigas. Me refiero a los test de capacidad ovárica, a congelar, a posponer la alarma biológica, a guardar en el tiempo esa estirpe, ese Yo. ¿De esto iban los 30? Siendo sincera, me divertía más la moda de los test de ascendencia genética. Una tendencia mucho más económica que soltar unos 4.000 euros. Ser madre tiene un precio. Siempre lo ha tenido. |
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