enero 17, 2024

Península Histérica: Turismo depredador

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Acabo de pasar unos días en Barcelona. Conversando con conocidos, dos son los temas que sobrevuelan todas las conversaciones. Por un lado, la persistente sequía que amenaza con rendir de sed a la ciudad, pues hace tiempo que allí el agua no cae del cielo. Pero paralelamente, las conversaciones acaban convergiendo en el turismo desbocado que amenaza con devorar la ciudad. A las hordas que desembarcan de los cruceros, se suma la inmensa cantidad de gente que se hospeda en alojamientos turísticos. Ya no solo en los barrios céntricos y más conocidos.

Nos invitan a visitar algunos centros sociales ubicados por encima del límite de Gracia. Barrios populares alejados del centro y con accesos no precisamente fáciles, pero a medida que avanzamos nos sorprendemos de la cantidad de turistas que bajan al centro y las primeras tiendas de souvenirs que comienzan a abrirse también en esas zonas.

Esto impacta directamente en el encarecimiento de la vivienda en barrios humildes, desplazando ya a los habitantes incluso de la periferia de la ciudad. Por las calles, carteles aseguran que las pintadas ya no son suficientes y que los turistas se hacen selfies con ellas. El problema es obvio.

Aquí debiéramos estar atentos a lo que allí sucede. Y cuando viajamos, pensar detenidamente cómo lo hacemos.

Miguel Fernández © elkarma.eus

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