Después de los vampiros llegaron los zombies, luego los superhéroes y en estos momentos nos encontramos inmersos en una nueva burbuja cinematográfica, los biopics musicales. Gracias al éxito de Bohemian Rhapsody y la gran acogida de crítica y público de Rocketman parece obvio, dado el carácter conservador y amarrategui de los productores de Hollywood, que la avalancha de títulos nos sepultará hasta que se termine de exprimir la proverbial gallina de los huevos de oro. De momento ya hemos tenido que padecer The Dirt y Lord of Chaos. La cosa, por supuesto, viene de lejos. The Doors, Sid y Nancy, Walk the Line o Amadeus ya exponían los trapos sucios de bandas, cantantes y compositores, pero vivimos tiempos sin memoria y todo parece que se inventó ayer.

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THE DIVINE COMEDY
Office Politics
Divine Comedy Records

La banda liderada por Neil Hannon siempre ha ido a su aire. Para el irlandés la palabra moda es sólo un concepto estadístico. Liberado por tanto del yugo de la comercialidad, se ha permitido saltar a la piscina del eclecticismo, con sus aciertos y sus fracasos (los menos). Y con su nuevo disco la clava. Su ensoñación del siniestro mundo de las oficinas y los trepas nos atrapa. Cosa difícil en un álbum en el que la unidad estilística ni está ni se la espera.

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Si alguien te dice que es “sincero”, huye. Si alguien te dice que es “apolítico”, dale una hostia. Obsidian es un estudio conocido por sus juegos de encargo, algunos olvidables y otros estupendos. Tras hacerse indies gracias al crowdfunding y lanzar Pillars of Eternity y Tyranny, hace unos meses anunciaron un sucesor espiritual de una de sus obras más alabadas, Fallout: New Vegas. Se titula The Outer Worlds, es de ciencia-ficción y su codirector dice que “no es un juego político; se supone que es divertido y gracioso”. Porque, como todo el mundo sabe, el humor tampoco es político, que se lo pregunten a Gila o Ricky Gervais. (Más…)