El relato que va decantándose viene a decir: en los felices años de vacas gordas (o engordadas artificialmente), los bancos alemanes y el Banco Central Europeo prestaron inmensas cantidades de dinero a las entidades financieras que operaban en el Reino de España. Estas, a su vez, prestaron la mayor parte de ese pastizal a promotores inmobiliarios varios y particulares confiados en que su trabajo duraría para siempre.
Así, se infló una burbuja inmobiliaria que ha estallado en forma de desahucios y colas kilométricas frente a las oficinas de empleo.

Hoy, la mayoría de las cajas de ahorros españolas se han transformado en bancos.
Muchas de aquellas, banco mediante, han transformado al Estado, o sea, a los contribuyentes, o sea, a las personas, en su fuente de ingresos por doble vía: mediante el uso de dinero público para salvarlos de la quiebra y mediante la ejecución de hipotecas, más conocidas como desahucios.

Y la gente, que se vaya suicidando.

Julio Albitre Polo, director de EL KARMA.

Tras el 25-S y los elogios de Mariano Rajoy a esa mayoría silenciosa a la que aplica por decreto el conocido dicho quien calla otorga, el director de cine Pedro Almodóvar ha exigido al presidente del gobierno español que no se apodere de su silencio. Por pedir que no sea, pero lo cierto es que se ha extendido entre la población la idea de que los profesionales de la política se limitan a relacionar democracia representativa con recogida de votos, recuento correspondiente, reparto de poder y privilegios anexos.

El canciller democristiano alemán Helmut Kohl decía que los políticos necesitan tener un firme olfato para saber lo que es tolerable para los demás. Basta olfatear más allá de las puertas oficiales. Lo que para unos puede ser el chocolate del loro, para otros es supervivencia. Eso no se sepulta bajo un alud de silencios ni se borra de un porrazo. El próximo 21 de octubre hay elecciones en Euskadi. Para entonces, la ciudadanía vasca debería saber qué van a hacer sus políticos, a los que paga, para que la situación de la mayoría de la gente sea menos intolerable de lo que ya empieza a ser. O dicho de otro modo, deberían dejarse de rodeos y decir la verdad. Madrid no está tan lejos.

Julio Albitre Polo, director de EL KARMA.

Los controladores aéreos del escaqueo salvaje tienen nombres y apellidos. Los cuatro millones de parados tienen nombre y apellidos. Julian Assange, tiene nombre y apellidos. Tú tienes nombre y apellidos. Los gobernantes que aparecen retratados en los cables de Wikileaks como la voz de su amo, también. El Mercado, no. Tumba las economías y recomienda los ajustes necesarios para el bien común. Berrea a golpe de índice bursátil recortes que afectan a millones de personas. Y no se decreta estado de alarma alguno.

No hay más que un Dios, el Mercado y los bancos son sus profetas. La ciudadanía les reconoce un poder muy superior al de gobiernos, grandes empresas, medios de comunicación, partidos políticos, parlamentos, sindicatos o militares. Los «gobernantes» siempre deseosos de lanzar mensajes de confianza al Mercado acatan sus designios y cogen el toro por los cuernos… para el sacrificio. Nunca tan pocos controlaron tanto a tantos. Y todos tienen nombre y apellidos.

Julio Albitre Polo, director de EL KARMA.