La advertencia del presidente del Comité Militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, almirante holandés Rob Bauer, para “no dar por sentada la paz” no ha caído en saco roto. Su aviso de que toda la sociedad, general, limitada, anónima o deportiva, debe estar lista para una guerra con Rusia, un ataque terrorista, una visita indeseada de familiares con menores a su cargo “o esas tres mierdas a la vez” ha sido asumido por los ministerios de defensa de estados miembros y socios de la alianza. “Estados Unidos nos lleva ventaja educacional con sus tiroteos escolares y Ucrania ni te cuento”, admite la ministra española Margarita Robles.

El sudor ahorra Dalsy

Más allá del compromiso de aumentar hasta el 2% el montante de Producto Interior Bruto para armas y personal capaz de manejarlas creativamente, los miembros de la OTAN “están a verlas venir”, lamenta la analista Pepa Ranoias. Según un documento encontrado por casualidad en una sub dark web con IP dinámica que nunca hace ping en Moscú, Beijing ni Pyongyang, la alianza quiere que para 2030 todas las zonas infantiles de juegos cumplan con un estándar de capacitación psicofísica. “Si bien en cromatismo, más negriverde, se ha avanzado mucho y cada vez son más parecidos a una pista americana de entrenamiento, el único día fácil fue ayer”, admite el coronel español Pedro Inodoros desde la sede bruselense de la OTAN.

Según Ranoias la remilitarización afrontará reto de que infantes socializados en “columpios war friendly” perseveren. Teme que al entrar en la pubertad se dejen atrapar por “el falso romanticismo del porno” en vez de esmerarse en los videojuegos y los paintball adecuados.

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