El Programa Mundial de Alimentos (WFP) de Naciones Unidas ha denunciado el robo de cerca de 17.000 toneladas de ayuda humanitaria que la organización tenía en el Ártico destinada a combatir la hambruna que está mermando la población de osos polares. El portavoz adjunto del secretario general, Farhan Haq, ha atribuido la responsabilidad de los saqueos a milicias de focas anilladas que interceptan las rutas de convoyes de la ONU con destino a poblaciones úrsidas y califica la situación de “muy grave”. Señores de la guerra cetáceos han denunciado a su vez a la comunidad internacional por prestar asistencia a los osos polares cuando históricamente ha mirado para otro lado ante el genocidio sistemático de las focas.

Guerra fría

A pesar de la condena internacional a la Organización para la Liberación de las Focas (OLF), rama política de los diferentes grupos paramilitares de focas anilladas y barbudas responsables del requisamiento de los envíos de alimentos, morsas, belugas y delfines de hocico blanco se han abstenido de pronunciarse al respecto. Las Naciones Unidas han promovido durante décadas políticas de mediación para detener tanto las acciones armadas de las guerrillas fócidas como las pretensiones expansionistas del régimen úrsido, pero el cambio climático, que impide a los osos polares abandonar sus asentamientos más allá de tierra firme debido al derretimiento de las placas de hielo, ha obligado a la ONU intervenir en la zona para evitar que los osos árticos mueran de inanición.

Como medida cautelar, la OTAN ha enviado buques de guerra al océano Antártico para tratar de impedir que el conflicto se escale y el Ejército Revolucionario Pingüinista atente contra asentamientos de orcas en la región.

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