Un equipo de investigadores apaches del departamento de Tecnología Óptica del Californian Indian Nations Collage (CINC) de Palm Desert, en California, ha demostrado que, como ya venía sospechando, el acto de tomar una fotografía de un individuo le roba el alma. Aunque hasta la fecha se trataba de una hipótesis dentro del marco de la física teórica, el estudio científico que se llevaba realizando desde hace dos años ha logrado corroborarlo y sus resultados ya han aparecido publicados en las prestigiosas revistas Science y American Journal of Phisics. La investigación marca un antes y un después en el campo del estudio de la luz.

Siempre lo habían dicho

La comunidad científica considera ahora que el estudio del CINC supone un salto cualitativo equiparable al que supusieron en su día las teorías sobre la refracción de la luz de Isaac Newton o el efecto fotoeléctrico, que le valió el Nobel a Albert Einstein en 1921. Según el equipo de investigadores apaches, el proceso de la captura del alma al ser tomada una fotografía de una persona afecta tanto a las instantáneas tradicionales de fijación de haluro de plata como a las modernas fotografías digitales que convierten la luz en señal eléctrica. “Veníamos comprobando desde hace tiempo que las personas que publicaban constantemente selfies en las redes sociales iban perdiendo parte de su humanidad, y desarrollaban comportamientos cada vez más erráticos y desalmados. Eso nos llevó a iniciar la investigación y poder demostrar tan oscuro presentimiento”, ha explicado Topo Hipermétrope, especialista en óptica ondulatoria y director del proyecto.

Adam Mosseri, CEO de Instagram, y representantes de Nikon y Canon han publicado un comunicado conjunto en el que explican que el alma está sobrevalorada.

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